viernes, 16 de febrero de 2007

Breve Análisis Musical de IPHIGENIE EN AULIDE

Breve Análisis Musical

En la producción de Gluck, Ifigenia en Aulide marca un nuevo rumbo en la producción de Gluck. Sus obras anteriores de sus anios vieneses (Orfeo y Euridice y Alcestes), eran casi esculturas de mármol, impenetrables que con esta nueva creación, dan paso a figuras imperfectas, con debilidades, que le otorgan a los personajes una mayor humanidad, atormentada en muchos casos.

El interes de expresar altos valores morales y eticos, sigue presente en esta obra de Gluck, de hecho cobra maas fuerza al estar atravesada por los conflictos provocados por los celos, la colera y los remordimientos. Por ende, el drama se vuelve maas variado y articulado, alimentado por tensiones cruzadas encarnadas en los cuatro personajes principales

Entre ellos emerge como una fuerza trágica,la figura de Agamenon, verdadero protagonista de la opera, personaje en que el tradicional conflicto entre la esfera publica y privada (deber de soberano y amor de padre), se encuentra enriquecido por matices inéditos para una opera del Setecientos.

Sus tres monólogos (dos al inicio de la opera y uno, el más extenso, al final del segundo acto), ofrecen un maravilloso ejemplo de adhesión perfecta entre declamado y melodía, más allá de todo vínculo formal con las tradiciones del pasado.
La oscilación entre ternura paterna y rebelión heroica ante la voluntad de los dioses, se manifiesta con fuerza en forma de estallidos imperiosos, particularmente lacerantes en el grandioso final del segundo acto, donde la referencia a las Euménides nos conduce a un lugar típicamente gluckiano.

Clitemnestra funciona con una energía análoga a la anterior, agitada y desesperada, mientras que Ifigenia y Aquiles responden a caracteres dulces y marciales, respectivamente (Como en el ya citado Adieu del tercer acto, melodía dulcísima y pacificadora en la que la protagonista se despide de la vida).

Junto al cuarteto de las figuras principales (a las que se une como fuerza opositora del rey, la figura del sacerdote Calcante), surge como gran actor colectivo, el coro de soldados griegos, ansiosos por conocer a la victima y luego a celebrar el sacrificio.